Desde su debut en 1989, el Mazda MX-5 se ha convertido en un ícono de la conducción pura. Ligero, ágil y con una filosofía enfocada en la diversión al volante, este biplaza descapotable sigue enamorando a generaciones de entusiastas. Hoy, nos subimos a uno para comprobar por qué sigue siendo uno de los roadsters preferidos.
Por Angeles Gana

Primeras impresiones
Desde que lo ves, el MX-5 transmite deportividad pura. Su diseño es compacto, con líneas agresivas pero elegantes. Y ese color de infarto, ese rojo Mazda que, por decir lo menos, te encandila y encanta, al menos a mí. El frente afilado, los focos rasgados y la parrilla baja le dan una mirada desafiante. Y cuando me subo, la posición de manejo baja y envolvente te hace sentir parte del auto.
La calidad de los materiales en el interior es preciosa y súper acorde a un deportivo, sin lujos innecesarios. Todo está pensado para el conductor: el volante pequeño, la palanca de cambios precisa y ese tacómetro enorme al centro del cuadro de instrumentos. Minimalista, pero con todo lo que necesitas.

Sensaciones al volante
Giro la llave (bueno, en realidad presiono el botón de arranque) y el motor 2.0 Skyactiv-G cobra vida con un sonido ronco y contenido. No es escandaloso, pero tiene personalidad. Primera, suelto el clutch y… ¡boom! Desde los primeros metros, la ligereza del auto se nota. Con apenas 1,200 kg, el MX-5 es ágil como un felino.
Lo llevé a una carretera con curvas para probarlo a fondo. La dirección es precisa, cada movimiento del volante se traduce en una respuesta inmediata. La suspensión, aunque firme, no es incómoda, y te mantiene pegada al pavimento sin castigar la espalda. Es de esos autos que te hacen sonreír en cada curva.

Su motor 2.0 con 181 hp y 205 nm., puede no sonar impresionante en cifras, pero créeme, en este auto es más que suficiente. La aceleración es progresiva, sin turbos que te peguen al asiento, pero con una entrega lineal y adictiva. Además, la caja manual de 6 velocidades es una delicia: cambios cortos, precisos y con ese «click» mecánico que enamora.
Ahora esa maravillosa experiencia de manejar sin la capota de lona con mis rulos al viento, dejándome llevar por la alegría de disfrutar como cabra chica, te recomiendo salir linda porque te robas las miradas, los saludos y además un par de fotos en la calle, es notable la sensación que causó en mi y en las personas en la calle.

Detalles técnicos y sensaciones extra
- Chasis equilibrado: La distribución de peso 50:50 le da un balance perfecto en las curvas. Si entras rápido, la trasera avisa antes de soltar, lo que permite jugar con ella sin sustos.
- Consumo razonable: A pesar de ser un auto pasional, no es gastador para nada, otra sorpresa más de este guapetón. En manejo mixto, promedió unos 13 km/l, nada mal para un deportivo.
Este cautivador modelo está disponible en 2 versiones, MT y AT techo lona y techo rígido en 5 colores desde $ 30.490.000.
El Mazda MX-5 no es solo un auto, es una experiencia. No tiene la potencia de un superdeportivo ni la tecnología de un auto premium, pero te hace sentir más conectada con el camino que muchos de ellos. Es de esos autos que no necesitas justificar con cifras, porque te roba el corazón con sensaciones.
Si te gustan los autos que se disfrutan con cada cambio de marcha y cada curva, este pequeño japonés es una apuesta segura. Y si nunca has entendido por qué dicen que manejar puede ser terapéutico… solo necesitas dar una vuelta en un MX-5 para descubrirlo. La mejor terapia.
